Thursday, September 21, 2023

 

¿Vas a tenerme rencor porque soy bueno?

 

Ningún pasaje del evangelio, con la excepción de la parábola del Hijo pródigo, causa tantos sentimientos adversos en nosotros como esta parábola de los trabajadores que llegan a la viña a distintas horas y reciben la misma paga que los que trabajaron todo el día.

 

¿ Es justo, nos preguntamos, que los que trabajaron solamente una hora o los que trabajaron solamente parte del día, reciben la misma paga que los que trabajaron todo el día sufriendo el calor del sol?

 

Recientemente hablaba con una persona que emigró a los Estados Unidos, que llegó aquí hace más de 20 años procedente de un país de América latina.

 

Me decía, “los inmigrantes que están llegando ahora reciben un lugar donde vivir, tratan de darle trabajo, y hasta le consiguen documentos:

 

Cuando yo llegué no recibí nada. Tuve que trabajar arduamente para comprar la casa que tengo, el automóvil que conduzco y para conseguir el permiso de trabajo. Conseguir los documentos me costó trabajo y dinero. Éstos recién llegados lo tienen muy fácil. “

 

Le recordé la parábola de los trabajadores que lleguen a la viña a distintas horas del día y todos reciben la misma paga. La persona se rio y me dijo, “nosotros somos los que hemos trabajado todo el día y hemos aguantado el calor del sol.

 

Cómo es una persona de iglesia y de espiritualidad, entendió. Pero, ¿entendió?

 

¿Entendemos tú y yo?  Más, ¿aceptamos ella, tú y yo la justicia divina?

 

Quizás la clave para entender el sentido de la Parábola está en la pregunta que hace el dueño de la viña al trabajador disgustado,

“¿Vas a tenerme rencor porque soy bueno?

 

¿No te parece que el dueño de la viña sabía que los trabajadores que llegaron a la última hora tenían una familia que mantener lo mismo que los que trabajaron el día completo? Y que sentía el deseo de satisfacer Las necesidades de cada familia.

 

Durante su vida pública, Jesús curó a los enfermos, dio de comer a las multitudes hambrientas, hizo caminar a los cojos, ver a los ciegos y abrazó a los leprosos.

 

Toda persona, no importa su nacionalidad, su status migratorio, el color de su tez, es una hermana o hermano miembro del Cuerpo de Cristo y tiene derecho a trabajar, a servicios de salud pública, a una vivienda adecuada, educación para sus hijos, y el respeto de sus hermanos en Cristo.

 

Comprenderemos y aceptaremos el mensaje de la parábola de los trabajadores en la viña cuando tengamos presente que “el Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. “

 

Pidamos a Nuestra Señora que nos ayude a entender y aceptar la voluntad de su Hijo.

 

AMÉN

 

El Caballero de Nuestra Señora

 

 

 

 

 

 

 

No comments:

Post a Comment