¿Vas a tenerme
rencor porque soy bueno?
Ningún pasaje del
evangelio, con la excepción de la parábola del Hijo pródigo, causa tantos
sentimientos adversos en nosotros como esta parábola de los trabajadores que
llegan a la viña a distintas horas y reciben la misma paga que los que
trabajaron todo el día.
¿ Es justo, nos
preguntamos, que los que trabajaron solamente una hora o los que trabajaron
solamente parte del día, reciben la misma paga que los que trabajaron todo el
día sufriendo el calor del sol?
Recientemente
hablaba con una persona que emigró a los Estados Unidos, que llegó aquí hace
más de 20 años procedente de un país de América latina.
Me decía, “los
inmigrantes que están llegando ahora reciben un lugar donde vivir, tratan de
darle trabajo, y hasta le consiguen documentos:
Cuando yo llegué
no recibí nada. Tuve que trabajar arduamente para comprar la casa que tengo, el
automóvil que conduzco y para conseguir el permiso de trabajo. Conseguir los
documentos me costó trabajo y dinero. Éstos recién llegados lo tienen muy
fácil. “
Le recordé la
parábola de los trabajadores que lleguen a la viña a distintas horas del día y
todos reciben la misma paga. La persona se rio y me dijo, “nosotros somos los
que hemos trabajado todo el día y hemos aguantado el calor del sol.
Cómo es una
persona de iglesia y de espiritualidad, entendió. Pero, ¿entendió?
¿Entendemos tú y
yo? Más, ¿aceptamos ella, tú y yo la
justicia divina?
Quizás la clave
para entender el sentido de la Parábola está en la pregunta que hace el dueño
de la viña al trabajador disgustado,
“¿Vas a tenerme
rencor porque soy bueno?
¿No te parece que
el dueño de la viña sabía que los trabajadores que llegaron a la última hora
tenían una familia que mantener lo mismo que los que trabajaron el día
completo? Y que sentía el deseo de satisfacer Las necesidades de cada familia.
Durante su vida
pública, Jesús curó a los enfermos, dio de comer a las multitudes hambrientas,
hizo caminar a los cojos, ver a los ciegos y abrazó a los leprosos.
Toda persona, no
importa su nacionalidad, su status migratorio, el color de su tez, es una
hermana o hermano miembro del Cuerpo de Cristo y tiene derecho a trabajar, a servicios
de salud pública, a una vivienda adecuada, educación para sus hijos, y el respeto
de sus hermanos en Cristo.
Comprenderemos y
aceptaremos el mensaje de la parábola de los trabajadores en la viña cuando
tengamos presente que “el Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y
rico en clemencia. “
Pidamos a Nuestra
Señora que nos ayude a entender y aceptar la voluntad de su Hijo.
AMÉN
El Caballero de
Nuestra Señora
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