Solemnidad de la santísima Trinidad
El domingo pasado celebramos la gran
fiesta de Pentecostés, la venida del espíritu Santo sobre los apóstoles y el
nacimiento de la iglesia.
El domingo siguiente a Pentecostés se
celebra la solemnidad de la santísima Trinidad, un solo Dios y tres personas
distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
En una ocasión escuché decir a
Monseñor John Martin, que en paz descanse, sacerdote que vivió con nosotros en
Santa Brígida por muchos años, dijo él, “ busca a Dios, no busques respuestas a
tus preguntas“ .
En esta reflexión voy a tratar de
exponer cómo mi relación con cada una de las personas de la santísima Trinidad
me ayuda a buscar a Dios.
Cuando estaba en “”high school” uno de mis profesores Marianistas
puso en mis manos un libro que en inglés se llama, “Many are one“. Explicaba de manera sencilla la doctrina del
Cuerpo Místico de Cristo. Sencillamente, que todos somos uno en Cristo, que San
Pablo al caer en cuenta en esta realidad, exclama, “ ahora vivo ya no yo, sino
que Cristo vive en mí“.
De ese momento en adelante la
presencia de Jesús en mí comenzó a hacerse sentir en mi vida No puedo decir que siempre haya sido fiel a
esa presencia pero por su gracia, la gracia de Dios y la fuerza del espíritu
Santo lo he tratado de tenerla presente en mi vida y he tratado de recordar que
no solamente está presente en mí sino en toda persona con quien me relaciono,
especialmente en los pobres y los menos atractivos. Una vez más no puedo decir
que he vivido esta realidad siempre…
Se ha dicho que el Espíritu Santo es
la persona olvidada de la Santísima Trinidad. Mi devoción al Espíritu Santo
comenzó más tarde, no recuerdo exactamente cuando.
En un momento de gracia llegué a
comprender, a hacer parte de mi vida que se nos da el don del Espíritu Santo en
el Bautismo y que se afirma ese regalo de Dios en la Confirmación.
Recuerdo que un día cuando viajaba a
algún sitio por avión, recurrí al espíritu Santo. “ Espíritu Santo, Ruá.
aliento de Dios, brisa de Dios, levanta este avión “.
Invoco al Espíritu Santo en toda
clase de situaciones. En las pequeñas insignificantes,y en momentos de gran
necesidad. Un pequeño ejemplo: el otro
día trataba de encontrar en una gaveta
de mi escritorio un alfiler con el símbolo de la paloma del Espíritu Santo para
regalar a una persona que iba a confirmarse. Invoqué al Espíritu Santo para que
me ayudara a encontrarlo. No lo encontré pero encontré una crucecita que andaba
buscando. No solamente encontré el objeto, la crucecita, sino que al siguiente
día reflexionando en lo que había ocurrido comprendí el símbolo, encontré la
Cruz, el camino a la Resurrección
Escuchamos en el evangelio de San
Juan, “ si me amas cumplirás mis mandamientos y mi Padre te amará y vendremos a
ti y estableceremos en ti nuestra morada “.
La manera de amar a Dios, uno y
trino, es amándonos a nosotros mismos y amando a los demás con ese mismo amor.
Amamos al prójimo porque él y ella también son templos de la Divina Majestad.
Te deseo que la celebración de la
solemnidad de la Santísima Trinidad te ayude a caer en cuenta de la presencia
de la Santísima Trinidad en tu corazón.
¡ Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean glorificados en todas
partes por la Inmaculada virgen María!
El caballero de Nuestra Señora
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